"En la vida hay amores que nunca,
pueden olvidarse,
Imborrables momentos que siempre guarda el corazón,
Porque aquello que un día nos hizo,
temblar de alegría
Es mentira que hoy pueda olvidarse con un nuevo amor"
La voz desgarrada de Diego el Cigala junto al piano de Bebo Valdés suena de fondo. La ropa se amontona sobre la cama, las cajas invaden el suelo, el armario está vacío, alguna percha cuelga desnuda sobre la barra... Empieza la tortura semestral. Acompaño al Cigala con mi voz desafinada y sonrío con los boleros, recuerdos de mi niñez y gran pasión de mi vida.
"Sufro la inmensa pena de tu extravío
siento el dolor profundo de tu partida
y lloro sin que tú sepas que el llanto mío
tiene lágrimas negras como mi vida"
Mis hombres me han dejado. Aprovecho para oír música española y grito como una flamenca alocada. Mi coca-cola light espera mis sorbos en la estantería. Empieza mi pesadilla. Una bolsa de plástico gigante descansa en el suelo. Poco a poco la voy llenando. Este año no voy a tener compasión. Los jerseys me miran agónicos y sin piedad los lanzo a la bolsa. Solo se salvan los que me he puesto en los últimos seis meses. Lo mismo ocurre con las camisetas, los pantalones... Luego abro las cajas y observo la ropa del verano anterior. También hago limpia.
Se me olvido que te olvide.
Como nunca te encontré
entre las sombras escondidas.
Y la verdad no sé porqué
se me olvido te olvide,
a mí que nada se me olvida.
Un poco de coca-cola, un suspiro y lo peor: probarme la ropa de la temporada pasada. Este vestido me sirve, esto se ha pasado de moda... Entre bolero y bolero escucho unas risas conocidas. Miro de reojo y descubro a mis hijos escondidos al lado de la cama.
-¿Te podemos ayudar? -preguntan.
-Aquí no, pero si queréis podéis ir haciendo limpia de juguetes en vuestros cuartos.
Día de orden, de caos, de organización, de limpieza... Día agotador... Y de fondo, El Cigala.
Qué te importa que te ame
Si tú no me quieres ya
El amor que ya ha pasado
No se debe recordar.
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